Esta receta surgió después de un fin de semana a base de manzanas rojas. Llevaba una temporada con unas molestias que no terminaban de desaparecer y como la primera vez que lo hice, noté tanta mejoría, decidí repetir. El caso es que fue un fin de semana muy frío y no conseguía entrar en calor. Así que el domingo por la noche decidí cocer unos puerros con un par de zanahorias para beberme el caldo. En lugar de hacerlo como siempre, cortado en pedacitos pequeños para tomar como una sopa, los cocí en trozos grandes y los reservé para comer días después.
Al día siguiente volví del trabajo con mucha hambre y pocas ganas de cocinar nada elaborado. Así que los saqué, apañé alguna verdura que había por allí, hice un sofrito, eche de esto, de aquello y salió algo parecido a lo que os muestro…
Animaos a probar esta receta porque todavía no se la he servido a nadie a quien no le haya gustado.
Ingredientes
- 3 puerros
- 2 zanahorias
- 1 cebolla (o media si es grande)
- 1 pimiento verde
- ¼ pimiento rojo
- tamari*
- tahini
- orégano
- aceite de oliva virgen extra
- aceite de sésamo (opcional)
- semillas de sésamo para decorar
Preparación
- Lavamos bien las zanahorias y los puerros. Las zanahorias suelo cortarlas por la mitad y los puerros en 3 o 4 trozos. Ponemos agua en una cazuela y cuando empiece a hervir los añadimos.
- Mientras se van cociendo las verduras, podemos ir picando la cebolla y los pimientos. Yo suelo hacerlo muy menudito, se cocina antes y queda más presentable en el plato.
- Rehogamos la cebolla con los pimientos en una sartén con un poco de aceite de oliva. Suelo utilizar poco y tiendo a quedarme corta, así que si la sartén me pide más, añado más tarde un poquito de aceite de sésamo, que aguanta muy bien las altas temperaturas y le da un toque de sabor.
- Cuando la cebolla esté doradita, añadimos un chorrito de tamari. No hace falta mucho para darle sabor (y color). Inmediatamente después, añadir media cucharada de tahini y un poquito de orégano por encima (aunque alguna vez lo he hecho sin estos dos últimos y también está muy bueno). Mezclar bien y reservar para echar sobre las verduras.
- Una vez las zanahorias y los puerros están cocidos (lo compruebo hincando la punta de un cuchillo para ver si están muy duros), los sacamos del agua para que no continúen cociéndose. El agua podemos reservarla como caldo para otras recetas o si no hemos usado sal, para regar las plantas.
- Emplatamos la verdura y con una cuchara echamos sobre ésta el sofrito «tamari-sesamizado» y unas semillas de sésamo por encima. Están buenas y quedarán muy chulas claritas sobre el sofrito ennegrecido por el tamari.
- ¡Bon apetit!
Comentarios…
La salsa de soja también podría utilizarse en lugar de tamari, pero tengo entendido que este último no tiene harina de trigo o en mucha menor cantidad. Yo por si acaso, lo uso muy de vez en cuando y creo que nunca me ha hecho daño. Muy importante no utilizar sal en el sofrito (por experiencia). El tamari es tan fuerte de por sí y potencia tanto los sabores, que no es necesaria la sal.
En cuanto al orégano, contiene almidón (17,5 g / 100 g) pero se utiliza tan poca cantidad que no suelo prescindir de él. Sólo lo pongo en cuarentena cuando aparece alguna molestia, que me vuelvo un poco extremista y cuido mucho de no tomar nada que lo contenga (o en mucha menos proporción).
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