Las ensaladas se han convertido en un plato imprescindible en cada una de mis comidas (incluso del desayuno algunas veces). Lo que más abunda en mi frigorífico son alimentos susceptibles de acabar en ellas, así que voy mezclándolos con más o menos gracia, a capricho o según lo que vaya quedando…
A lo mejor es porque ha sido después de correr, de alargarme un poco en la esterilla y de ducharme, pero esta ensalada me ha sabido especialmente bien. ¡Atención al aliño!
Ingredientes
- escarola
- rúcula
- canónigos
- ½ manzana
- ½ aguacate
- 2 rabanitos
- 2-3 nueces
Para el aliño…
- ½ cucharadita escasa de mostaza
- ½ cucharadita de puré de umeboshi
- 1 cucharadita de miel
- aceite de oliva virgen extra prensado en frío
- un toque de pimienta blanca
Elaboración
- Lavar y escurrir la escarola, la rúcula y los canónigos.
- Cortar en pedacitos la manzana, el aguacate, los rabanitos y las nueces.
Añadir a lo anterior. - En un recipiente a parte, un pequeño bol o un vaso, añadimos la mostaza, el puré de umeboshi, la miel y el aceite de oliva. Batimos bien hasta conseguir una mezcla homogénea.
- Espolvorear un par de vueltas de molinillo de pimienta blanca sobre la ensalada.
En la preparación del aliño, dependiendo de la consistencia de la miel, puede que tengamos que calentar un poquito la mezcla. Y si aún así queda demasiado espesa, podemos añadir un poco más de aceite. Si al final sale demasiada cantidad, podemos reservar lo que sobre para el día siguiente en el frigorífico.
Las proporciones que especifico en el listado de ingredientes dan como resultado un aliño de sabor ácido y dulce a la vez, con un puntito de sabor a mostaza (a mi no me gusta mucho, pero reconozco que un toque le pone su gracia). Experimenta para encontrar el que más te guste ; -)
En mi opinión, por la intensidad de sabores del aliño, la sal no es necesaria.
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