Cada vez intento cocinar menos los alimentos y aprovechando un solomillo de bonito que tenía congelado, improvisé un carpaccio. Los filetes me quedaron algo gordos, porque esperé demasiado para cortarlo y ya estaba bastante descongelado. Si lo hacéis cuando comienza a descongelarse, veréis que es mucho más sencillo obtener filetillos muy finos.
Por otro lado, a falta de vinagre de umeboshi (que es lo que le hubiera echado) utilicé zumo de limón. El carpaccio estaba bueno, pero para mi gusto el sabor de limón era excesivo y ocultaba el del pescado. Debí haber echado apenas unas gotas.
Ingredientes
- 1 filete de solomillo de bonito
- ¼ de repollo
- alga wakame
- pimienta blanca
- pimienta de Jamaica
- romero
- ajo
- sal marina sin refinar
- 2 cucharaditas de zumo de limón
- aceite de oliva virgen extra prensado en frío
- semillas de sésamo (opcional)
- semillas de chía (opcional)
Elaboración
- Cortamos el filete de bonito en filetes muy finos (¡más que yo!) y marinamos durante unas cuantas horas en el frigorífico, en una mezcla de aceite de oliva, zumo de limón, ajo bien picado, sal, romero y las pimientas. Yo lo tuve unas 10 horas.
- Hidratamos el wakame (unos 10 – 15 minutos es suficiente) y lo cortamos en tiras.
- Cocemos ligeramente el repollo al vapor y lo cortamos en tiras también.
- Emplatamos la verdura y las algas y colocamos encima el bonito. Aliñamos con el líquido en que ha estado marinando el bonito y para decorar, podemos poner unas semillas de sésamo crudo sobre las algas y semillas de chía sobre el repollo.
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